Reseñas biográficas de músicos (A - G)

 

A. Adam (1803-1856), compositor francés, cuya obra más recordada es un ballet, paradigma del género en la Francia del siglo XIX, aunque dedicó prácticamente todos sus esfuerzos creativos al género operístico.

I. Albéniz (1860-1909), compositor y pianista español, inventor de su propia técnica y creador de genio superior. Hasta su residencia en Francia, cuando conoció la música de los impresionistas, no alcanzó su punto culminante, que está marcado por los cuatro cuadernos de la suite Iberia.

T. Albinoni (1671–1750), compositor barroco italiano. Estudió violín y canto, actividades a las que quiso dedicarse sin entrar a formar parte de una corte, como era entonces frecuente. Fue así como pasó a formar parte de los llamados dilettanti del siglo XVIII, antecesores del artista independiente que aparecería con el Romanticismo. Tiene en su haber gran número de concerti

Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio (1221-1284), rey de la Corona de Castilla y de los demás reinos intitulados entre 1252 y 1284, reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por sus escribas reales. Elaboró de su pluma las Cantigas de Santa María y varios otros versos.

G. Allegri (c.1582-1652), sacerdote, cantante y compositor italiano. Su obra, fundamentalmente compuesta por música sacra, consta de numerosas misas, motetes, lamentaciones, magnificats, concertini para voz solista, etc. Compuso una sonata en cuatro partes para cuerdas considerada prototipo del cuarteto de cuerdas.

F. Alonso (1887-1948), compositor español. Su música es graciosa, alegre, de fácil melodía y acento popular. Destacaba en los pasodobles y chotis, a los que imprimía garbo y desenfado. Tiene una extensa obra en la que hay zarzuelas, sainetes líricos, canciones, revistas, himnos y pasodobles, bandas sonoras para películas, obras sinfónicas, para piano y ballet comedias musicales y cuplés.

L. Anderson (1908–1975), compositor estadounidense de breves piezas orquestales de música ligera. Muchos consideran que Leroy Anderson es uno de los cuatro compositores estadounidense de música instrumental mas importantes, junto con George Gershwin, Aarón Copeland y Charles Ives. Fue también un dibujante de cómics.

L. Arditi (1822–1903), compositor, director de orquesta y violinista italiano. Como compositor es conocido por sus canciones y óperas italianas, mientras que como director de orquesta cosechó un gran éxito en Inglaterra y Estados Unidos.

M. Arnold (1921-2006), compositor, director de orquesta, arreglista y trompetista. Uno de los más polémicos compositores ingleses del siglo XX, debido a un estilo neorromántico y neoclásico que ya había sido prácticamente relegado al pasado y sus consiguientes roces con la crítica especializada.

E. Arrieta (1821-1894),  compositor español, con una destacada producción teatral y cuya mayor contribución a la música española fue su papel en el afianzamiento de la zarzuela como género. Aunque su estilo se puede considerar conservador, sus obras ricas en melodías, fluctúan entre las referencias locales y el italianismo que nunca abandonaría.

D. Auber (1782–1871), compositor francés, autor de alrededor de 70 obras para la escena, óperas, ballets y música religiosa. Su arte se formó en la estética clásica y posteriormente se amplió al belcantismo, con algunos elementos de la tragedia lírica francesa. Su estilo ha sido descrito como parisino: lleno de vida, de ritmos picantes, efectivo en sus síncopas, gran don melódico y una orquestación limpia, con algunos detalles ocasionales de gran ingenio.

William Babell (1689/1690-1723) , músico inglés, compositor y prolífico arreglista de música vocal para clave.

S. Bacarisse (1898-1963), compositor español, muy fecundo para conjuntos de cámara, ópera y obras orquestales, entre las que se encuentran dos conciertos para piano y uno para violín.

J.S. Bach (1685-1750), compositor alemán, más conocido en su tiempo como organista y maestro que como compositor. Y sin embargo, es el creador genial que realiza una síntesis de todo lo hecho hasta su tiempo. Dentro de su modesta vida familiar, lleva a cabo una labor musical gigantesca: pasiones, cantatas, suites instrumentales, obras para órgano, misas. Por su significación artística e histórica se le ha llamado "el padre de la música".

S. Barber (1910-1981), compositor estadounidense interesado en acercar la música culta a franjas más amplias de la población. A diferencia de sus contemporáneos, no se preocupó demasiado por las técnicas musicales de vanguardia. Su lenguaje es expresivo y lírico y se basa en el sistema tonal de finales del siglo XIX, si bien incorporó algunos elementos como el cromatismo y la ambigüedad tonal a partir de la década de 1940.

F.A. Barbieri (1823-1894), compositor y musicólogo español, autor principalmente de zarzuelas. Considerado como el padre de la zarzuela y precursor del idioma musical español.

Béla Bartók (1881-1945), músico húngaro que destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de la Europa oriental.

L. van Beethoven (1770-1827), tiene un lugar señalado en la historia de la música, pues la mayor fuerza de su persona consistió en haber sido genio de la transición del clasicismo al romanticismo, el hombre capaz de empezar en un mundo y cambiarlo con su inmensa fuerza interior.

V. Bellini (1801–1835), compositor italiano y uno de los tres máximos representantes de la era del bel canto de principios del siglo XIX, junto con los compositores italianos Gioachino Rossini y Gaetano Donizetti. Compuso música sacra (motetes, misas, etc.), de cámara, un famoso concierto para oboe y sinfónica, pero es la ópera el género musical que le dio fama. Compuso para virtuosos del bel canto, expresión lírica que exige una gran precisión y agilidad vocal.

I. Berlin (1888–1989), compositor y letrista de Broadway, nacido en Israel y nacionalizado estadounidense, uno de los más prolíficos y famosos de la historia contemporánea. Su contribución a la música norteamericana fue esencial; de ahí la famosa frase del también compositor Jerome Kern: "No hay un lugar para Irving Berlin en la música americana, él es la música americana".

H. Berlioz (1803-1869), compositor francés, puso en música su personalidad exuberante y su idea de lo que debía ser el arte de los sonidos: un cauce para las pasiones humanas. Fue un gran orquestador y, junto a Franz Liszt, uno de los principales impulsores de la llamada música programática.

L. Bernstein (1918-1990), compositor, pianista y director de orquesta estadounidense. Considerado un icono al abarcar campos tan heterogéneos como ser un gran pianista, componer musicales y hasta una banda sonora de película.

H. Berté (1857-1924), compositor austriaco. Al comienzo de su carrera, fue compositor de ballets y de una ópera relativamente poco exitoso. Compositor de operetas, alcanzó el éxito con un pastiche basado en adaptaciones de la música de Schubert.

R. Binge (1910-1979), compositor y arreglador de música ligera británico.

G. Bizet (1838-1875), compositor francés, que en su corta vida no conoció el verdadero éxito. Fue un hombre de teatro, a pesar de haber compuesto obras instrumentales afortunadas. Sus óperas pasaron sin pena ni gloria y la fría acogida de Carmen precipitó su muerte.

L. Boccherini (1743-1805), compositor y violonchelista italiano afincado en España desde los 25 años, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como compositor. Estéticamente pertenece al estilo galante, tan "madrileñizado" que escribió zarzuelas con libretos de don Ramón de la Cruz.

A. Borodin (1834-1887), médico y químico ruso que tuvo la música como una apasionada afición. Es el más fino melodista en el grupo de "los cinco". Su ópera fue la obra de toda su vida, pero también escribió páginas orquestales, sinfonías, canciones y música de cámara.

J. Brahms (1833-1897), representa la continuación de la mejor línea del sinfonismo europeo. Su obra es la contribución al arte sonoro de un alma grande, noble y generosa. Tiene tan profunda riqueza, que por fuerza produce opiniones dispares acerca de su significado.

T. Bretón (1850-1923), compositor y director de orquesta español. Influido por la corriente nacionalista en boga en otros países europeos, apoyó decididamente la causa de la ópera española con sus propias obras, ninguna de las cuales ha obtenido el éxito de su zarzuela. Por una de esas paradojas que se dan a veces, el artista, que durante toda su vida luchó por la creación de una ópera nacional española, hoy día es recordado por una obra que él consideraba menor. Debe destacarse además su intensa labor como director de orquesta.

M. Bruch (1838–1920), compositor y director de orquesta alemán. Además de su célebre concierto para violín, compuso muchas obras que fueron populares en su época, como sus tres sinfonías y otras obras orquestales, sus óperas - entre ellas especialmente Loreley - y sus obras corales.

G. Caccini (1551-1618), compositor del Barroco italiano. Durante bastante tiempo ha sido considerado como el inventor del canto recitativo y como el creador de la ópera moderna. No conocía mucho la parte científica de su arte, pero estaba admirablemente dotado por el sentimiento melódico, y tenía todo una rara intuición dramática.

M.-J. Canteloube (1879-1957), compositor, musicólogo y autor francés, que sentía gran interés por la música popular y viajó por toda Francia tomando apuntes e investigando su folclore, que consideraba lleno de “sentimiento y expresión”, y del cual recopiló casi 1.500 canciones.

E. Chabrier (1841-1894), compositor francés, crítico con la sociedad de su tiempo, fue amigo y admirador de pintores como Auguste Renoir, Claude Monet o Édouard Manet. Dejó parte de su mejor música en óperas cómicas y poseía un estilo muy particular de orquestación.

R. Chapí (1851-1909), compositor español, particularmente recordado por sus populares zarzuelas. Fue un compositor de vena fácil y limpia técnica, creador de agradables melodías. Dominó el género cómico y el dramático, y también las producciones de carácter típico y callejero.

F. Chopin (1810-1849), compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de este autor que exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como compositor.

F. Chueca (1846-1908), compositor español, uno de los máximos representantes del género chico (zarzuelas en un acto). Su irregular formación académica en lo musical queda eclipsada por su gran talento, intuición y gracia para la melodía y el ritmo.

F. Cilea (1866-1950), compositor de ópera italiano, con un notorio éxito inicial que no logró mantener cuando el gusto del público fue cambiando. Heredero de la corriente verista italiana de finales del siglo XIX y principios del XX. También se dedicó a la dirección de conservatorios de música y la enseñanza.

J. Clarke (1674-1707), compositor barroco inglés, compuso música para clavicordio y órgano, y misas y otras obras religiosas, incluyendo 20 himnos y varias odas.

E. Coates (1886-1957), compositor inglés de música ligera y, al principio de su carrera, un violista destacado. Sus primeras composiciones fueron influenciadas por la música de Arthur Sullivan y Edward German., pero su estilo evolucionó al ritmo de los cambios en el gusto musical, y sus obras posteriores incorporan elementos derivados del jazz y la música de bandas de baile.

A. Copland (1900-1990), compositor de música clásica y de cine estadounidense. Su obra está influida por el impresionismo y en especial por Igor Stravinsky. Destacó junto a George Gershwin como uno de los compositores más importantes de la identidad musical de Estados Unidos en el siglo XX.

F. Couperin (1668-1733), compositor francés, en sus obras se trasluce su admiración por Corelli. Sus conciertos representan un paso adelante en la música orquestal, y sus obras para teclado le hacen destacar entre los llamados clavecinistas franceses. Su estilo es gracioso y vivo, a veces levemente humorístico e intencionado.

F. Danzi (1763-1826), compositor, director y violonchelista alemán. Su carrera abarca los últimos años del clasicismo y los primeros del romanticismo. Su música es especialmente colorida y bien elaborada. Compuso óperas, sinfonías, música religiosa y música de cámara.

C. Debussy (1862-1918), compositor impresionista francés, uno de los pocos artistas de la historia que crean un estilo nuevo. Su técnica musical es original y nace de las propias esencias de la melodía y la armonía. Proclamó que toda su obra no era más que un homenaje a la línea melódica. Lo que pasa es que su melodía era distinta a la que se había hecho antes que él.

L. Delibes (1836-1891), compositor francés, agradable y afortunado autor de óperas, operetas y ballets. Aunque carece del genio de Bizet o la inspiración de Gounod, su música ocupa un puesto de privilegio en el repertorio lírico galo.

F. Delius (1862–1934), compositor británico de gusto exquisito, creador de refinadas melodías en constante desarrollo y sugestivas harmonías basadas en un intenso cromatismo sin variar las leyes de la tonalidad y definiendo un color orquestal, una sonoridad inconfundible. Se quedó en el ambito del tardo romanticismo de ascendencia wagneriana y también compositores nórdicos como Grieg influyeron en su formación. Sus músicas son en general de ritmo lento, meditativas, de una fina elegancia sin exceso de sentimentalismo, poco espectaculares y por esto poco populares.

G. Dinicu (1889-1949), virtuoso del violín rumano y compositor de etnia romaní. Su música es principalmente para violín y piano.

G. Donizetti (1797–1848), compositor italiano. Es considerado uno de los padres de la ópera romántica. No fue solo un compositor de grandes obras, además fue maestro de canto, director de orquesta y director de escena. Todo ésto hizo que tuviera un conocimiento muy profundo de las posibilidades de la voz humana y también supo dotar a sus óperas de un tempo dramático muy notable.

N. Dostal (1895-1981), compositor austriaco,conocido principalmente por su música cinematográfica y operetas, aunque compuso también música sacra.

J. Dowland (1563-1626), compositor y laudista inglés, uno de los músicos más famosos de su época. Reconocido como un gran compositor de música melodiosa y armónica.

G.B. Draghi (ca. 1640-1708), compositor anglo-italiano. Importante por su participación en el establecimiento de la "seriedad y gravedad" del estilo italiano en un momento en que la influencia francesa era todavía fuerte en Inglaterra, compuso principalmente canciones (muchas de teatro) y música instrumental, incluyendo seis colecciones de lecciones de clavicordio.

P. Dukas (1865-1935), compositor y crítico francés, escribió otras muchas obras musicales, algunas de las cuales, que no juzgaba meritorias, no quiso publicar; en efecto, poseía un elevado y noble temperamento de artista y huía de las intrigas y de la publicidad. También hizo transcripciones y revisiones, además de una excelente labor como crítico musical.

A. Dvorak (1841-1904), máxima estrella en la música checa, es un ejemplo de compositor nacionalista, ya que fundó toda su obra en los temas populares de su Bohemia natal, pero cuando tuvo ocasión también fijó su atención en otros folklores.

E. Elgar (1857-1934), compositor británico, su música más característica, sin dejar de ser inconfundiblemente británica en el tono de muchas de sus obras, refleja una clara influencia del sinfonismo germánico de Richard Wagner y Johannes Brahms, inscribiéndose de lleno en el posromanticismo vigente en la Europa continental de finales del siglo XIX y principios del XX.

G. Enescu (1792-1955), compositor, violinista, pedagogo, pianista y director de orquesta rumano, considerado uno de los más importantes músicos de su país. El factor más importante en su evolución musical fueron sus antecedentes rumanos y su conocimiento de la música folklórica de su país. En algunas de sus primeras composiciones se inspiró en los violinistas de origen zíngaro, pero posteriormente intentó distinguir el folklore puramente rumano de los elementos zíngaros. En sus obras sinfónicas y de cámara se encuentran frecuentemente temas de inspiración folklórica.

L. Fall (1873-1925), compositor checo, que resistió con tanto ingenio, como ningún otro compositor importante de operetas, las arrolladoras influencias de la música sincopada del jazz y el Music-hall. Caprichoso, pero también entusiasmado por transformar fenómenos comunes en inusitados, jugó con los ritmos y melodías de la Offenbachiada, pasada de moda, a los que sacaba con porfía sorprendentes matices novedosos.

M. de Falla (1876-1946), compositor español. Su obra nos hace reflexionar acerca del valor de la música en cuanto elemento difusor de una cultura. Su producción artística, poco fecunda, pues seleccionaba rigurosamente y trabajaba muy despacio, sirvió para proyectar el hecho cultural español.

G. Faure (1845-1924), compositor, pedagogo y pianista francés, por la elegancia de su escritura, la perfección de la forma, la constante búsqueda de la belleza y su intenso melodismo, es uno de los músicos franceses por antonomasia. Es también una de las figuras clave de la evolución de la música francesa desde el Romanticismo hasta la modernidad del siglo XX.

M. Fernández Caballero (1835-1906), compositor español, destacado y prolífico autor de zarzuelas, aportó al género más de doscientas piezas. Se le puede considerar por sus trabajos como uno de los maestros, padres del joven género chico. Sus obras en general muestran de manera elocuente un gran dominio de la orquestación y un estilo elegante.

L. Ferrari (1910-1988), acordeonista y compositor italiano, que hizo carrera en Francia en los años 30 del siglo XX.

O. Fetrás (1854-1921), director de orquesta alemán, compositor de música popular de baile, marchas militares, piezas para piano y arreglos.

B. Flies (h.1770), doctor en medicina alemán, fue además compositor de música amateur. Vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Poco se conoce de su vida. Compuso algunas piezas para piano y canciones.

R. Friml (1879-1972), compositor y pianista estadounidense de origen checo, estudió bajo la tutela de Antonín Dvořák y emigró a los Estados Unidos en 1906. Escribió sobre todo musicales y operetas, varias revistas y dos ballets.

J. Fucik (1872 –1916), compositor y director de bandas militares checo. Autor prolífico, escribió más de 300 piezas entre marchas, polcas y valses.

G. Gershwin (1898-1937), compositor y pianista estadounidense, fue el primero en hacer oír una voz inequívocamente autóctona, aunque capaz, al mismo tiempo, de conquistar el éxito fuera de las fronteras de su patria. Y lo hizo a través de unas obras en que hábilmente se sintetizaban elementos procedentes del jazz y de la tradición clásica, y que le permitieron destacar por igual en campos tan dispares como el de la música sinfónica y la popular.

G. Giménez (1852-1923), compositor y director de orquesta español. Atraído por el teatro, dejó la música grande para dedicarse a componer zarzuelas, género más fácil y mejor remunerado, en el que dejó la impronta de su genio en partituras de auténtica calidad.

A. Ginastera (1916-1983), compositor argentino de música académica contemporánea, considerado uno de los más importantes del siglo XX en América Latina. Sus primeras producciones se enmarcan en una estética nacionalista que se inspira en el folclore argentino, pero con elementos rítmicos y tímbricos tomados de la vanguardia. Con posterioridad, su lenguaje abandonó los ritmos y las melodías de su tierra para integrar técnicas como el dodecafonismo, la aleatoriedad y la microtonalidad.

G. Giordani (1751-1798), compositor italiano, principalmente de ópera.

R.M. Glière (1875–1956),  compositor posromántico ucraniano de origen germano-polaco, autor de numerosas óperas, ballets, conciertos y obras sinfónicas. Su enorme interés por la música de pueblos de la Unión Soviética favoreció al desarrollo musical regional y de escritura de obras que utilizó de diversos idiomas folklóricos, notablemente en Azerbaiyán y en Uzbekistán.

M. Glinka (1804-1857), compositor ruso, considerado el padre del nacionalismo musical ruso. Respetó y se interesó mucho por la música popular. Anotaba y aprendía canciones populares y terminó siendo el primer compositor que unió exitosamente el folclore y la música sinfónica. No obstante, hay muy pocas melodías populares auténticas reproducidas con exactitud en su obra. En cambio, muchos de sus propios temas musicales no se pueden distinguir de los populares reales.

C.W. Gluck (1714-1787), compositor alemán del periodo Barroco, creador de un estilo nuevo y natural en la ópera francesa, subordinando la música a la poesía con el fin de reforzar la expresión de los sentimientos, despojando a aquella de adornos superfluos.

W. Goetze (1883-1961), compositor alemán de operetas y revistas, comenzó su carrera componiendo canciones.

L.M. Gottschalk (1829-1869), compositor y pianista estadounidense. Compuso óperas y sinfonías pero es más conocido por sus más de 200 piezas para piano. Fue también el primer pianista norteamericano en conseguir reconocimiento internacional y el primer compositor estadounidense en emplear ritmos y temáticas latinoamericanas y criollas.

M. Gould (1913-1996), compositor, pianista, director y arreglista estadounidense. Compuso varios ballets y también música para el cine.

Ch. Gounod (1818-1893), se distinguió, en vida, como uno de los más prolíficos y respetados compositores franceses. Operista poco afortunado, su catálogo incluye obras en todos los géneros, tanto sacras como profanas.

P. Grainger (1882-1961), compositor, arreglista y pianista do origen australiano.A lo largo de su carrera tuvo un papel prominente en la revitalización del interés por la música popular inglesa que tuvo lugar a principios del siglo XX. Realizó muchas adaptaciones de trabajos de otros compositores.

E. Granados (1867-1916), pianista y compositor español, romántico en su obra y también en su vida, por el sentimiento hondo de sus composiciones y también por su expresión vital, desde el amor a la naturaleza hasta el terror al mar. Revivió un refinado casticismo madrileño en sus Tonadillas para voz y piano, y sus Goyescas para piano, con cuyos temas compuso una ópera.

E. Grieg (1843-1907), compositor noruego, intimista y afecto a las pequeñas formas, sobre todo por reacción contra la influencia del sinfonismo alemán. Su concepto de la música nacional, a veces, no tomaba muy en serio el patriotismo artístico.

F. Grofé (1892-1972), compositor, arreglista, pianista y director de orquesta estadounidense, Se formó con profesores particulares y trabajó con varias orquestas sinfónicas, teatrales y grupos de jazz. En 1920 entró a formar parte de la banda de su compatriota Paul Whiteman, una de las agrupaciones más famosas de los años treinta, como pianista y arreglista, convirtiéndose en su brazo derecho.

F. Gruber (1787-1863), compositor del famoso villancico «Noche de paz», fue maestro de escuela y organista en la iglesia de San Nicolás, en Oberndorf, población cercana a Salzburgo.

J. Guerrero (1895–1951), compositor español, prolífico de zarzuelas y revistas musicales, también dejó una intensa producción para la industria cinematográfica.

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